En el siguiente texto me he propuesto relatar mis propósitos para el año 2012. El comienzo del año suele ser una época propicia para replantearnos nuestros hábitos de vida e introducir modificaciones; en resumen, para hacer propósitos de enmienda que generalmente luego no cumplimos. Pero, joder, a todos nos gusta soñar con una vida mejor. Hay muchas cosas que me gustaría hacer a lo largo de este año que acabamos de estrenar, entre ellas leer diariamente la prensa. Y cuando digo leer diariamente la prensa no me refiero a ojear el periódico leyendo solamente los titulares -y tal vez sucintamente alguna noticia que despierte mi interés por encima de las demás-; no, señores, no hablo de eso, hablo de leer la prensa de cabo a rabo, de empezar por la primera página y terminar por la última o viceversa ya que el orden en que leas las noticas no altera el producto que suele ser casi siempre igual de deprimente… Pero entiendo que hacer esto te coloca en una posición privilegiada informativamente hablando, o bien te hace caer en una depresión de caballo de la que no conseguirán sacarte ni los psicólogos ni los más sofisticados fármacos de la familia inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Me gusta estar al día, informado, saber qué ocurre a mi alrededor a nivel político, social, económico, cultural, me gusta saber y conocer para poder hablar y opinar con conocimiento de causa y no dando palos de ciego. Pero ahora cabe plantearse la siguiente pregunta: ¿basta con leer un determinado periódico para estar verdaderamente informado? Pues me temo que la respuesta es negativa. Si lees un  sólo periódico de cabo a rabo lo más probable es que acabes estando [tendenciosa y subjetivamente] desinformado de cabo a rabo, lo mismo que si solamente ves una cadena de televisión o escuchas una emisora de radio o lees los libros que publica un determinado grupo editorial. La objetividad, por desgracia, en los últimos tiempos es un bien escaso: me atrevería a decir que es más fácil salir a dar un paseo por el bosque y tropezarte con un puñado de trufas que encontrar medios de comunicación incontaminados. Pero la solución a esto se me antoja harto complicada ya que pasaría por leer todos los periódicos, o casi todos, para luego pasar a contrastar las noticias: la técnica de lectura podría consistir básicamente en ‘encontrar una postura intermedia entre las versiones de las noticias encontradas para terminar haciendo algo así como reescribir mi propio periódico con mis personalísimas versiones de las mismas’, pero esta titánica empresa me llevaría probablemente mucho más tiempo del que dispongo.

La cuestión es que, como comentaba al comienzo, quiero hacer muchas cosas a lo largo del año 2012 además de leer la prensa diariamente. También quiero escribir más (porque al final todo desemboca en querer escribir más) y leer más (alternando más ensayo y teatro con las ya habituales lecturas de poesía y novela) y estudiar más y ver más películas y viajar más y disfrutar más de la compañía de mis amigos y también quiero ver más puestas de sol y tocar más la guitarra y pasear más con mi chica y con mi perrita Nunca y dedicar también más tiempo a la contemplación lacónica del inmenso mar. Lo que ocurre es que, por norma general, el tiempo que dedicas a una actividad tienes que restárselo a otra así que, a fin de cuentas y como decía el del chiste, ¡Por favor, un poco de organización! Lo bueno es que yo no tengo que proponerme dejar de fumar por la sencilla razón de que no he fumado nunca y tampoco tengo que proponerme hacer deporte por la sencilla razón de que decidí hace ya algún tiempo dejar de engañarme a mí mismo: el único deporte que me gustaría practicar es el surf y en Málaga no hay olas. De modo que podría decirse que me considero algo así como un surfista místico o espiritual que generalmente no se ve en la obligación de mojarse. Por tanto, aclarado que no fumo (aunque anoche debo confesar que me fumé medio Cohiba, puro cubano de fama internacional) y no hago deporte, esto significa que yo puedo alejar mi atención de los que podríamos calificar como ‘propósitos de enmienda estrella o top ten de los propósitos de mejora de cara a los nuevos años’ para centrar toda mi atención y todos mis esfuerzos en propósitos de otra naturaleza, propósitos como los que ya apunté más arriba y que inmediatamente paso a repetir por si alguien los ha olvidado o soy yo mismo el que ya no los recuerda:

Leer más, estudiar más, escribir más, quedar más con mis amigos y con mis familiares, ver más películas, viajar más, ver más puestas de sol, ir más al teatro, asistir a todos los conciertos que pueda, pasear más por las céntricas calles de mi Málaga natal y de otras ciudades, ser mejor persona e implicarme más en tareas de índole prosocial y humanitaria (no quiere decir que vaya a montar una ONG pero es cierto que existen muchas maneras de encauzar nuestra vena solidaria y que esto es algo que también solemos posponer constantemente para mañana), también quisiera tratar de mantener un contacto más asiduo con la naturaleza y con los pueblos y, en general, con el mundo rural: aldeas, vacas, tractores, vecinos viejos y sabios apoyados en sus bastones, perros maltrechos, gallinas y aperos de labranza, árboles frutales, árboles de hoja perenne y árboles de hoja caduca, vinos autóctonos, borrachuelos y pucheros, conejos, truchas y meandros.

Pues bien, todo esto y mucho más es lo que me he propuesto hacer en el año 2012. Sé que, probablemente, no llevaré todo lo anteriormente expuesto a rajatabla. La cuestión es que, como dice el refrán, año nuevo vida nueva, aunque en la mayor parte de los casos nuestros propósitos, al igual que nuestras economías domésticas, se queden atascados en la cuesta de enero.