1. LA ÉPOCA DE LAS 3.000 PELÍCULAS

Cabría preguntarse hasta qué punto pasarte la mayor parte de tu vida delante de una pantalla o del visor de una cámara le resta autenticidad a tu vida o hace que tu realidad sea menos real. Cabría preguntarse hasta qué punto tanto cine puede ser insano. Cabría preguntarse por qué ciertos hombres dedican toda su vida a algo de una manera casi instintiva e irracional: como si no pudiesen controlar sus propios actos y actuasen movidos por una fuerza ajena a su propia voluntad. Todas estas preguntas me vienen a la cabeza cuando pienso en Truffaut y en su modo de vivir la vida o, mejor dicho, de vivir el cine porque “vida y cine” en el caso del director francés son sinónimos. Siempre me han interesado especialmente los artistas que se obsesionan con su trabajo, que viven para su arte hasta el punto de experimentarlo de una manera casi enfermiza, movidos por una pasión obsesiva: como si se tratase de una cuestión de vida o muerte. A partir de los ocho años Truffaut empezó a pasar casi más tiempo dentro de la sala del cine que fuera de ella. Entre 1946 y 1956 vió más de 3.000 películas, a razón de unas tres diarias… Leer el resto de esta entrada »